Todos me dijeron que no te diera teta, que porque seguro no tendría leche y que lo más probable es que pasarías hambre. Yo no hice caso y siempre dije: si así ha de ser pues será la última toma y nos vamos.
Todos me dijeron que no te diera exclusivamente teta, que te diera también un biberón con fórmula para que durmieras mejor. Yo no hice caso y siempre dije: si así ha de ser pues será la última toma y nos vamos.
Cuando tenías 6 meses todos me dijeron que ya no hacía falta que te diera teta, que así comerías mejor otras comidas que te alimentarían más. Yo no hice caso y siempre dije: si así ha de ser pues será la última toma y nos vamos.
Cuando cumpliste un año todos me dijeron que ya no te diera teta porque mágicamente ahora dejaba de ser leche para convertirse en agua. Yo no hice caso y siempre dije: si así ha de ser pues será la última toma y nos vamos.
Cuando cumpliste dos años todos me dijeron que ya no te diera teta porque te estaba causando problemas psicológicos y truncando tu independencia. Yo no hice caso y siempre dije: si así ha de ser pues será la última y nos vamos.
Cuando cumpliste tres años un día durante una toma me miraste a los ojos y me dijiste que ya no querías más teta, me abrazaste y le diste un lindo beso de despedida a tu teta… a la que por estos años había sido uno de nuestros más fuertes lazos de conexión y contacto profundo. Ahí, con el corazón arrugado me dije: esta vez así ha de ser, la última y nos vamos.
Anónimo
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