Recuerdo que antes de ser madre podía escuchar dentro de los cotilleos de otras personas cuando una mamá decía con cara tímida: “sí, yo todavía duermo con mi bebé”. A lo que todo el mundo respondía: “uy, ¿Todavía no consigues sacarlo de la cama?, ya te estás tardando, luego no va haber quién lo saque”. Recuerdo sentirme absolutamente ajena a una situación como esta.
Hoy, que soy madre, puedo sentir absoluta y total empatía con esa madre que decía eso en aquel momento.
Me declaro felizmente responsable de que mi hijo duerma conmigo desde el día en que nació ¿y saben una cosa? No sé cuándo dejará de dormir conmigo, tengo claro que es una decisión de él y la respetaré cuando ocurra. No soy yo quien tengo que sacarlo de mi cama, es él quien debe salir de ella cuando se sienta preparado, cuando sienta que ya no necesita de mi para calmarse, para sentirse seguro…
Estoy convencida que mi hijo será un persona independiente simplemente porque nunca le forcé a serlo cuando no estaba preparado. La independencia es una construcción constante y solo es duradera cuando se tienen bases sólidas de confianza y seguridad.
Para mí el apego es la base más fuerte de una independencia sana y sin miedos.
Porque cuando la autonomía se impone, el temor nace y crece muchas veces de forma oculta a lo largo de nuestra vida.
Así que ahora soy yo esa madre que dice “si, yo todavía duermo con mi bebé”, solo que sin timidez en mi cara… lo digo con orgullo y sin hacer caso a frases sin fundamento alguno. Porque a la hora de criticar a una madre todos son “matronas, ginecólogos y, por supuesto, sicólogos infantiles”.
Yo me declaro culpable de construir la autonomía de mi hijo con un apego sano; continuaré construyendo las bases de la independencia de mi hijo a través del afecto, el apego y el contacto…para que cuando esté listo, se vaya de mi cama con la firmeza y la tranquilidad que le dará el saber que, vaya a donde vaya, yo estaré ahí para él.
Autor: Lactadvisor.org
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