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Autismo y lactancia: una experiencia personal


Recuerdo que tardé un par de meses en poder pronunciar la palabra “autismo” con algo de naturalidad.


Cada vez que tenía que decírselo a alguien, a la trabajadora social, una profesora, o alguna amiga, se me atragantaba la palabra.


Me costó dos años y medio de mi vida recuperarme del impacto del diagnóstico.

Fue liberador saber que no era culpa mía ni de nuestra forma de criar, así como doloroso por el significado que en aquel entonces pensaba que tenía la palabra autismo.


Saber que sus conductas extrañas y fuera de lo común no guardaban relación alguna con la lactancia materna me quitó un peso de encima muy grande.


La culpa había sido de la teta hasta ese momento: que no hablara, que no obedeciera órdenes sencillas, que no fuera capaz de jugar con otros niños, que seleccionara la comida, …


Aceptar, procesar y ver tan claramente cómo habían estado juzgando mi lactancia, mi forma de criar y como esos prejuicios habían retrasado el diagnóstico de mi hijo hasta la edad de 8 años, me generó mucho sufrimiento.


Tanto que tuve que parar de trabajar para acudir a terapia con una psicóloga.

Todo era culpa de mi forma de criar.

Tomé conciencia de lo mucho que se nos juzga a las madres por todo, hagamos lo que hagamos, demos teta o biberón, todo el mundo opina, pero nadie arrima el hombro.


De todo aquel duelo, aquel impacto y todo el proceso que viví después nació mi blog lactandoendiverso.com .


Soy asesora de lactancia y a mí me hicieron dudar. La presión social fue tan grande que realmente hubo momentos en los que pensé que estaba perjudicando a mi hijo por cómo lo estaba criando.


Me di cuenta de que la maternidad era de dominio público: todo el mundo opina, critica y juzga.

Con bajas lamentables, escasas medidas de conciliación reales y un largo etcétera, la maternidad no le interesa a nadie.


Empecé mi blog como una herramienta de aprendizaje, casi terapéutica, para explicar mis vivencias como asesora de lactancia y madre de dos, el mayor, con autismo.


Pronto comprendí que mi caso no era algo aislado. Las mujeres que lactan más allá de los seis meses reciben constantemente críticas y reproches por hacer lo que ellas quieren, por ser libres y decidir por ellas mismas.


Si además sus hijos acuden a atención temprana por sospechas de retrasos en el neurodesarrollo, la presión puede ser insostenible.


Empezaron a contactar conmigo otras madres que, como yo, habían vivido la culpabilización por dar lactancia materna. Fue reparador sentir que no estaba sola.


Soy lactivista, trato de romper mitos y prejuicios alrededor de la lactancia materna. Y eso no es incompatible con que defienda el derecho de las madres a decidir sobre sus lactancias.


El autismo no tiene nada que ver con la forma de alimentar a un bebé, ni con la lactancia materna, ni con la artificial.


Tampoco tiene nada que ver con traumas ni con vínculos poco saludables con la madre.

Por desgracia, todavía existen algunas corrientes psicológicas que consideran que el autismo es un trastorno emocional. Y no lo es.


Es una forma diferente de sentir y percibir el mundo y en consecuencia de relacionarse con él. El autismo es una construcción específica y única de las estructuras cerebrales.


A mí ya no me pueden decir aquello de que no hablará, no comerá, no será independiente porque le das teta. Porque habla y si no lo hace muy bien, no es por la lactancia. Come solo y si no come de todo, no es por la lactancia. Y sí, es autónomo, todo lo que puede serlo.


Tiene 13 años y es un adolescente feliz, con apoyos en el aula y en un instituto que lo considera uno más. Como cualquier adolescente, ya no quiere saber de mí: ni lactancia, ni colecho, ni porteo, ni nada de nada.


Así que, si lees esto y eres madre de un peque con TEA, tú NO eres culpable del autismo de tu hijo. Ni por darle teta, ni por darle biberón.


No eres una madre desnaturalizada por dar biberón, ni tampoco causas retrasos en el desarrollo de tu hijo por dar lactancia materna.


No existe ninguna razón, más que tu propia voluntad, para adelantar el destete. Todos los bebés se destetarían incluso sin hacer nada para conseguirlo. El destete natural o fisiológico en los seres humanos se produce entre los dos años y medio y los siete, pero tú puedes decidir destetar cuando quieras.


Es importante destacar que la lactancia es una corta etapa en la vida de un niño o niña y el autismo es para toda la vida. Así que, si es tu deseo dar el pecho a tu hijo, hazlo sin pensar que causas algún perjuicio a tu hijo. Disfruta de tu lactancia y haz oídos sordos a todas las críticas.

Si quieres destetar, que sea porque tú lo deseas y cuando tú sientas que es el momento adecuado.


Autismo y lactancia son compatibles, la decisión de destetar es de la madre y de nadie más.



Silvia Ramírez Ronda

Licenciada en Derecho, estudiante de Psicología, asesora de lactancia y aprendiz de autismo gracias a mi hijo.

Talleres, charlas y grupos de ayuda mutua

Premio Madresfera Blog Revelación 2018



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