El frenillo lingual corto es una membrana que sujeta la lengua por la línea media de la parte inferior, la cual al desarrollarse demasiado, puede llegar a provocar dificultades en la lactancia.
Las personas con frenillos limitantes pueden tener problemas para hablar, sobretodo en la pronunciación, también puede afectar a la maloclusión dental, respiración bucal, paladar ojival, dificultad para chupar o besar, cefaleas, apnea del sueño, etc.
La lactancia no debe ni doler a la mamá ni cansar al bebé.
En los últimos años parece que se están produciendo más casos, que todos los bebés los tengan y que esta sea la causa de todas las dificultades de la lactancia.
Pero en realidad ni todos los bebés tienen frenillo ni significa que aunque se de un frenillo haya dificultades en la lactancia.
Ahora no hay más niños con frenillo corto que décadas atrás. De hecho, su existencia se remonta a la antigüedad, hay textos griegos, egipcios o mozárabes en los que se refleja que el frenillo corto creaba lesiones en el seno de la madre y también podía producir dificultades en el habla durante la etapa adulta.
La anquiloglosia puede perjudicar tanto a la madre como al bebé.
Por un lado, para la mamá el mayor inconveniente es el dolor al amantar, las grietas por la fricción, las posibles mastitis ocasionadas por el incorrecto drenaje del pecho, las isquemias por la compresión del pezón contra el paladar... Todo esto puede ocasionar que la experiencia de dar el pecho sea desagradable y dolorosa.
Además, las tomas suelen ser interminables ya que los bebés con anquiloglosia no sueltan el pecho por si mismos y suelen mostrarse llorosos e irritables. También se pueden dar tomas que no sean dolorosas pero si extensas e ineficaces. Para la madre resulta desconcertante ya que aparentemente el bebé mama bien pero se muestra muy demandante y no gana suficiente peso o incluso puede tener pérdida de peso.
¿Por qué es tan importante la lengua en la lactancia?
La lengua necesita acanalar el pecho para realizar unos movimientos peristálticos que consiguen extraer correctamente la leche. Estos movimientos son los que hacen que el pecho se drene sin que el bebé tenga que esforzarse, permitiendo también que la leche fluya.
Cuando los movimientos de la lengua están limitados el bebé no puede sujetar bien el pezón ni realizar adecuadamente los movimientos necesarios por lo que debe compensar esta deficiencia con los labios, apretando la mandíbula y realizando diversos "movimientos compensatorios".
Con esta compensación podemos encontrarnos diversas consecuencias:
1. Callo de succión. Se forma en la boca del bebé.
2. Grietas y dolor al amamantar.
3. Tomas eternas. Bebés que nunca se sueltan del pecho
4. Obstrucciones, mastitis o abscesos.
5. Problemas con el peso en el bebé. Esto es debido a la dificultad que tiene el bebé para llegar a la leche del final (rica en grasas e hidratos entre otras cosas)
6. Bebé que llora mucho. No se sacia.
7. Pezón en forma de pintalabios.
Algunas claves para mejorar la lactancia con frenillo corto
Recomendaciones que se pueden realizar en casa y que pueden ayudar mucho a mejorar el agarre, dolor o posibles grietas.
1.Posturas ventrales: son posturas que dan un agarre profundo, muy cómodo para el bebé y que en estas situaciones ayuda mucho. Entre cosas, la postura de crianza biológica con el bebé encima de tu pecho.
2.Revisar que el agarre sea completo y adecuado.
3. Compresión mamaria: consiste en ayudar al bebé haciendo movimientos similares a la extracción del pecho mientras está mamando. De esta forma, se ayuda a los bebés que se cansan y se consigue mayor efectividad.
Así pues, antes de intervenir el frenillo, es necesario que se tenga en cuenta la exploración de los expertos como logopedas pediátricos que evalúan el estado del frenillo y la necesidad de intervención, valorar todos los aspectos básicos para el correcto funcionamiento de la lactancia, el agarre correcto y la postura adecuada, posibles intervenciones de fisioterapia para mejorar la succión, intentar posturas de agarre biológico, etc.
El frenillo corto causa problemas tanto en la lactancia como en la infancia y en la etapa adulta, puede ocasionar otros trastornos y tener mayores consecuencias. Por ello, resulta necesaria una evaluación específica del frenillo. A la hora de observar una toma hay que tener en cuenta, además de un agarre o una postura incorrecta, que la lengua es uno de los primeros motores relevantes en la lactancia, y para que la experiencia de la lactancia sea placentera, cómoda y feliz, la lengua debe funcionar correctamente. En cualquier caso, es necesario buscar ayuda adecuada y especializada tanto en la lactancia como en el diagnóstico del frenillo.
Laura Gómez Bonsoms
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