top of page

La unidad ecológica perfecta: el neonato amamantado y su madre


El siguiente paso a dar por esta unidad ecológica perfecta es el comienzo temprano del amamantamiento para asegurar la protección óptima del neonato: la leche contiene numerosos sistemas defensivos para controlar la exposición microbiana del lactante. Y así, la leche ofrece miles de


pequeñas estructuras hidrocarbonadas que son análogos a estructuras mucosas a las que deben adherirse bacterias como el estreptococo o el enterococo, para causar enfermedad. Estas estructuras son capaces de bloquear la adhesión microbiana a las mucosas evitando así las infecciones con puerta de entrada por mucosas, sean respiratorias, gastrointestinales o urinarias.


El anticuerpo principal en la leche humana, la IgA secretoria (IgAs) es producida en


grandes cantidades en todas las glándulas mucosas, especialmente en la glándula mamaria y están principalmente dirigidas contra todo microorganismo que haya tenido contacto con las mucosas maternas, en cualquier momento de su vida, tanto respiratoria cómo gastrointestinal o de vías urinarias. La presencia de microorganismos en las mucosas maternas, sea respiratoria o gastrointestinal, inducen la producción de IgA secretora (IgAs), no sólo en dichas superficies mucosas sino en sus glándulas mamarias y en estas, en grandes cantidades. De hecho, tras la exposición materna a microorganismos en la luz intestinal, los linfocitos emigran a la glándula mamaria materna, donde producen anticuerpos IgAs que aparecen en su leche y son capaces de ofrecer al bebé una defensa eficaz y de amplio espectro. La leche de la madre contiene grandes cantidades de IgA secretora contra todos los microbios con los que la madre ha tenido contacto a lo largo de toda su vida, incluyendo los que encuentra en el paritorio y en la maternidad, pero especialmente aquellos que lleva en la boca, el tracto gastrointestinal y las vías urinarias bajas.


De nuevo, queda patente que el neonato colonizado inicialmente por microorganismos maternos está bien protegido: forman una unidad ecológica perfecta ya que es muy probable que los niveles de IgA secretora en su leche sean más elevados frente a los microorganismos con los que se encuentra la madre a partir del parto. Además , el amamantamiento favorece el crecimiento de bacterias anaeróbicas inócuas en el intestino infantil. Estos microbios suprimirán el crecimiento de otras bacterias potencialmente patógenas.


Paulina Medrano

39 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page